LA RECUPERACIÓN DE LA ANTIGUA
TRADICIÓN MASÓNICA EN ESPAÑA A COMIENZOS DEL SIGLO XX
El tipo de masonería que se
estableció en España a partir del Sexenio Democrático, estaba
fuertemente imbuida de las ideas de los nuevos tiempos en que
triunfaban la libertad, la razón y la tolerancia, en combate contra la
superstición religiosa, el despotismo político y el atraso social. De
alguna manera, podría afirmarse que al iniciarse el siglo XX una
mayoría de masones estaban convencidos de que la masonería tenía como
único objetivo la lucha política de modo que no dudaban en introducir
en el cuerpo doctrinal de la Orden muchos principios que de hecho eran
realidades profanas. A fin de cuentas ¿cómo ser moderno, defender las
libertades y el progreso y, al mismo tiempo, la jerarquía, el ritual,
los misterios iniciáticos, una cultura del símbolo y la creencia en un
Dios que se parecía demasiado al de la Iglesia?
Por ello, los masones
españoles no pudieron o no supieron armonizar dos cosas que
pertenecían a dos ámbitos diferentes: el masónico y el profano; la
contradicción no era tal, pero la mayoría de masones no lo entendió
así. Además, es tan excitante intentar cambiar el mundo, y tan difícil
cambiarse a sí mismo…
Leyendo los papeles
masónicos, nos damos cuenta de que en la primera década del siglo XX
apenas figuran las referencias al contenido iniciático de la Orden,
hay escasa doctrina, la interpretación que se hace de los símbolos es
superficial y básicamente profana. Las planchas de aprendiz o
compañero son desalentadoras. Lo que mejor saben expresar los masones
son sus deseos de luchar contra la tiranía y el oscurantismo clerical.
Es del todo elocuente la propuesta de abolir los «platonismo
didácticos» y pasar a la acción política. En esa dirección se dirigen
boletines oficiales donde apenas se incluyen temas iniciáticos, pero
que van bien surtidos de trabajos dedicados a temas políticos, al
regionalismo, al clericalismo, la lucha entre capital y trabajo, la
patria, la rehabilitación de la clase obrera, le divorcio, etc. Así,
en junio de 1915, el GOE propone los siguientes temas para ser
estudiados en las logias simbólicas a lo largo del año: «la propiedad
de la tierra», «secularización del Estado», «medios de librar el
presupuesto nacional de las cargas de la justicia», la libertad de
cultos, la reforma de la Ley
tributaria. Ciertamente, a los enemigos de la masonería no les
faltaron argumentos para acusarla de ser un centro de activismo
político.
Ante semejante panorama, se
comprende que un sector de los masones considerara innecesario el
mantenimiento de las viejas formas, como el simbolismo y el ritual. Si
bien ésta era la corriente hegemónica en la masonería, los partidarios
de la ortodoxia y la tradición iniciática nunca desaparecieron y, a
medida, que avanza el siglo fueron creciendo dentro de la Orden las
voces que defendían sin paliativos los orígenes iniciáticos y
espirituales de la masonería, su tradición primera y auténtica.
Ortodoxos y esotéricos impulsaron la necesidad de volver a los
orígenes, a lo que era esencialmente masónico, con el objetivo de
rehabilitar los principios originales de las doctrinas masónicas y
promover la casi inexistente cultura iniciática.
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Demófilo de Buen Lozano (Madrid,
1890 - México, D. F., 1946 ) prestigioso jurista español que ocupó
las cátedras de derecho civil en las universidades de Sevilla y
Salamanca. Publicó varios libros sobre derecho civil y presidió la
sala V del Tribunal Supremo (de lo laboral) durante la II
República . Hijo de Odón de Buen y del Cos, catedrático de
Biología en Barcelona, de ideología republicana y masón. Gracias a
una beca que le concedió la Junta para la Ampliación de Estudios,
realizó estudios de posgrado en Alemania bajo la dirección de
Rudolf Stammler. Iniciado en masonería, fue Gran Maestre del Gran
Consejo Federal Simbólico del GOE. En 1939 tuvo que abandonar
España |
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Los defensores del simbolismo y la
ortodoxia masónica
A pesar de la labor de
algunos masones, la corriente antitradicional siguió siendo poderosa.
Para intentar corregir esta situación, en la Asamblea del GOE de 1916
fue aprobada una proposición. Para incrementar la cultura iniciática,
la proposición abogada por la edición de folletos donde se explicase
las «enseñanzas simbólicas de los tres primeros grados (…)». Asimismo,
se pretendía convocar un concurso de trabajos de interpretación de los
símbolos.
Desde la V Asamblea Nacional
Simbólica, celebrada en Sevilla en 1926, Augusto Barcia y otros
defensores de la ortodoxia fueron abriéndose paso hasta que en la Gran
Asamblea de Madrid, en 1927, fueron admitidas sus tesis, aprobándose
la Memoria que presentó el Gran Maestre del Gran Consejo Federal
Simbólico del GOE, Demófilo de Buen. Se trataba simplemente de volver
a los principios seculares de la masonería: creencia en Dios, bajo el
nombre de GADU; prohibición de intervenir directamente en los asuntos
políticos y religiosos, etc. Sin embargo la vorágine política seguía
invadiendo las logias.
La vuelta a la tradición se
vendía mal entre una nómina masónica cada vez más inclinada hacia las
luchas sociales y políticas. Durante los años republicanos en muchas
logias apenas se practicaba ritual alguno, los hermanos se reunían en
cámara de aprendiz para tratar de todos los temas y ni siquiera muchos
de los Maestros tenían conocimientos mínimos de doctrina masónica.
En esos años continuó la
pugna entre tradicionales e innovadores; de estos últimos decía el
boletín del GOE, en 1931: «estiman hasta perjudicial la conservación
de ritualidades, que no se conforman a las corrientes predominantes en
los tiempos actuales». Sin embargo, fue precisamente durante la etapa
de mayor relajación en las prácticas masónicas, cuando apareció la luz
la mejor revista de cultura iniciática con que ha contado la masonería
española: Latomia, creada por los componentes de la logia
madrileña La Unión,
bajo los auspicios del GOE.
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René Guénon o Abd al-Wâhid Yahyâ (Blois,
1886 - El Cairo, 1951), matemático, filósofo y metafísico francés
reconocido por sus publicaciones de carácter filosófico espiritual y
su esfuerzo en pro de la conservación de la Tradición Espiritual
frente a Occidente desde presupuestos metafísicos y no ideológicos ni
políticos. Fue iniciado en la masonería, en el taoismo y el
brahmanismo, aunque su practica espiritual discurrió en el sufismo |
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Los miembros de la logia
presentaban sus primeros trabajos con estas palabras: «La república ha
creado en España un grave problema de orientación. La política
partidista tiende a penetrar en los talleres y la historia y nuestros
precedentes nos enseñan las fatales consecuencias que pueden producir
en nuestra Orden tan nefasta intromisión… Privados de libertad en
estos últimos años, nuestros hermanos consumían todas las energías en
su conquista… Pero hoy libres de este agobio, los Talleres deben
entrar de lleno en la vida pura, espiritual y de fraternidad, que es
el gran molde de nuestra Institución… Queremos hacer partícipes a
todos los hermanos y a los profanos de nuestras inquietudes
espirituales, y ésta es una débil muestra de nuestra preocupación por
la conquista de la Verdad y la Virtud a cuyo conocimiento y práctica
hemos vinculado nuestro ser ante el Ara».
En sus páginas encontramos
grandes textos del hermetismo europeo aún no habían sido publicados en
castellano, como las obras de Agrippa, de la cábala tradicional o de
los orígenes de la masonería. Y dos artículos de René Guénon, uno de
los grandes renovadores del esoterismo y la tradición europea.
Latomia fue, en suma,
una isla de la masonería tradicional rodeada de las tormentas que las
pasiones políticas y de todo tipo que se habían desatado en la vida
social española.
Extractado de: Pere
Sánchez Ferré (Universidad de Barcelona), “Tradición iniciática y
progreso en el cuerpo doctrinal de la masonería española”, en J. A.
Ferrer Benimeli, (coord.), La Masonería en la España del Siglo XX,
Toledo, 1996, vol. I, pp. 91-107.
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